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Hablemos sobre el peso: es momento de tener una conversación diferente sobre el tratamiento de la obesidad
“¿Por qué debería escuchar lo que me dices? De hecho, ¿por qué debería hablar contigo?”
A pesar de la dureza de dichas preguntas, como psicólogo de la salud
que trabaja en el campo del control de la obesidad, no me importa
hacerlas en absoluto. De hecho, me parecen muy esclarecedoras.
Gran parte de mi trabajo consiste en
capacitar a profesionales médicos en el control de la obesidad. No en
el aspecto médico del control de la obesidad, sino en el aspecto del
cuidado para el control de la obesidad.
En ese contexto, ¿por qué resultan útiles las duras preguntas
anteriores? Porque exponen un problema importante con respecto al
papel que desempeñan los profesionales de la salud en el control de la
obesidad. Y si tu peso ha surgido alguna vez como tema de conversación
durante tus visitas al médico, es posible que también hayas hecho esas
preguntas (de forma más o menos audible).
Cada historia tiene dos versiones. La división médico/paciente
Con frecuencia, dirijo sesiones de capacitación sobre el control de
la obesidad en una sala con 30 o 40 médicos. Y hago la pregunta, “¿por
qué tu paciente debería escucharte?”. Suelo recibir 3
respuestas.
La respuesta más común
es, “los pacientes deben escucharme porque soy un experto”. Y mi
respuesta consiste en recordarles que el médico es una partícula
diminuta en la vida de una persona, y probablemente el primero en ser
ignorado.
Piénsalo: visitas a tu
médico, os ponéis de acuerdo sobre un plan, luego vas a tu casa y tu
pareja tiene dudas y cuestiona las recomendaciones de tu médico. ¿A
quién harías feliz? ¿A tu pareja o tu médico? Claro. Luego sales con
tus amigos y ellos quieren ir en otra dirección, diferente a la que
acordaste con tu médico. ¿Qué sucede? ¿Complaces a tu médico y
terminas solo, o haces feliz a tus amigos? El consejo de expertos está
bien, pero no controla el comportamiento a largo plazo y, sin duda, no
invalida la importancia de las relaciones y los factores culturales en
tu vida.
El querer frente al deber
La segunda respuesta más común a esta pregunta es, “mis pacientes saben que deben hacerlo”. Esto plantea el problema del “querer” frente al “deber”. Como seres humanos, realmente tenemos exigencias contrapuestas. Tenemos un lado emocional, que se basa en el deseo y se interesa por la búsqueda de la felicidad. Y tenemos un lado lógico que puede calcular riesgos y beneficios. ¿Cuál de los dos crees que es más fuerte? Correcto. Las emociones dominan la razón en un ser humano normal.
El poder de la motivación intrínseca
¿Cuál es la tercera respuesta, la menos común? El médico dice “el
paciente tiene motivos personales y significativos para buscar y
seguir mi consejo”. ¡Bingo! Es más probable que los seres humanos
tengan comportamientos coherentes con sus creencias y valores.
Por eso, el control actual de la obesidad
se basa en preguntar, escuchar y comprender primero la experiencia de
la persona. Desde ese punto en común, la persona y el médico pueden
negociar diferentes opciones para el control de la enfermedad.
Colaborar y empoderar
Cuento esta historia porque ilustra el problema que mencioné
anteriormente. Es decir, el sistema médico se ha establecido como un
sistema experto en el que el médico es el experto y tú eres el
desinformado.
Este sistema
establecido funciona en la sala de emergencias o en el quirófano, pero
no cuando se trata de las elecciones conductuales que las personas
hacen día a día. Somos nosotros quienes tenemos que estar a cargo de
nuestra vida. ¿Tienes hijos? ¿Qué edad tenía tu hijo/a la primera vez
que te dijo, “tú no me mandas”? Exacto. ¿Y por qué sé que las primeras
palabras de tu hijo/a fueron “¡No!” y “¡yo también!”, no “mamá” o
“papá”?
Hay un momento y un lugar
para “enseñar y dar” recomendaciones de atención médica y de expertos,
pero no es lo que requiere el control de la obesidad. El control de la
obesidad requiere un enfoque al que llamo “colaborar y
empoderar”.
Enfoque actual para el control de la obesidad
Los enfoques actuales para el control de la obesidad adoptan esta
perspectiva de “colaboración y empoderamiento” y se basan en el
respeto, el cuidado y el apoyo de la experiencia personal de una
persona. Imagina a tu médico diciendo, “tú eres un experto en ti y yo
tengo un poco de experiencia en el control de la obesidad”. ¿Crees que
podríamos trabajar juntos para encontrar soluciones que te den
resultados?
Creo que dicha invitación
es la única manera en que los médicos y las personas con obesidad
pueden comenzar a colaborar para lograr un control eficaz de la
obesidad. Pero lamentablemente, muy pocos profesionales de la salud
conocen este enfoque.
Pesadilla en ELMM Street
Existe una gran cantidad de investigaciones que muestran que los
médicos muestan prejuicios y estigma hacia las personas con obesidad,
quienes, a su vez, no ven a los médicos como fuentes de apoyo.
Aquí es donde entra en juego la segunda
pregunta que mencioné anteriormente: ¿Por qué debería hablar con
usted? Bien, si te sientes de esta manera o un médico te ha juzgado,
me gustaría que sepas que el problema soy yo, no tú. Lamentablemente,
al igual que casi todos los miembros de la sociedad, los médicos
también han desarrollado la noción demasiado simplista de que la
pérdida de peso es solo cuestión de comer menos y moverse más.
Todo depende de la persona; una ecuación
simple entre la energía que entra y la energía que sale. Por lo tanto,
si deseas bajar de peso, come menos y muévete más; de lo contrario,
tienes un problema. Dentro de la sociedad llamada Obesity Canada, de
la cual soy miembro fundador, llamamos a esto “Pesadilla en la calle
ELMM”, donde ELMM significa “comer menos, moverse más” (eat less, move more).
El peso no es un comportamiento
Como consejo de tratamiento, el ELMM está listo para ser retirado de
la circulación. La evidencia de que la obesidad es una afección médica
es abrumadora: el riesgo de obesidad está relacionado con tu genética,
el apetito es complejo e involucra varios sistemas cerebrales que nos
protegen contra la pérdida de peso y la comida tiene la misma relación
con factores sociales y emocionales que con el peso.
Por consiguiente, sabemos que el peso no es un
comportamiento y no puede controlarse directamente y que la pérdida de
grasa produce cambios neurohormonales que aumentan el apetito y
reducen la saciedad; el cuerpo intenta proteger su peso más alto.
Un momento fundamental en la profesión médica
Hemos cavado un pozo muy profundo para nosotros mismos. La mentalidad
de “comer menos, moverse más” adoptada a partir de la publicidad ha
creado un prejuicio contra las personas que viven con obesidad; un
prejuicio por parte de los médicos y la sociedad en general y también
un prejuicio propio por parte de quienes viven con obesidad.
Cambiar esta situación requerirá que los
médicos reciban formación sobre la ciencia y la ética del control de
la obesidad. En nombre de mi profesión, creo que necesitamos
esforzarnos más en este momento para recuperar la confianza de las
personas que viven con obesidad. ¿Por qué nos darían otra oportunidad
si no podemos demostrar que hemos cambiado?
Hacia un mejor control de la obesidad
Pero si has sido víctima de un prejuicio por tu obesidad, puede ser
difícil olvidarlo. Quiero destacar esto. Te hemos tratado mal. Has
sufrido las consecuencias perjudiciales.
No puedes olvidarlo tan fácilmente. Por eso he desarrollado un
módulo de enseñanza para médicos llamado “La gran disculpa”. Lo que
quiero decir es que debemos reconocer que nuestras creencias pasadas
sobre la obesidad y cómo tratarla eran incorrectas, y que ahora
entendemos la obesidad de manera diferente. Somos responsables de esto
y reconocemos que ha causado daño. Te pedimos que consideres la
posibilidad de renegociar tu relación con tu médico mediante un nuevo
sistema de creencias.
Más de una estrategia de tratamiento
Al ser una afección médica, al igual que la diabetes tipo 2, la
hipertensión y el asma, el tratamiento de la obesidad requiere una
combinación de estrategias médicas (quirúrgicas cuando sea necesario)
y conductuales.
Además, las
enfermedades crónicas requieren autocuidado y apoyo del autocuidado,
los cuales deben provenir de la relación entre el médico y el
paciente. En esta relación, no eres pasivo y, ciertamente, tu rol no
es el de la sumisión. Eres un socio igualitario. Digo esto porque creo
que si no estás satisfecho con la atención que recibes, tienes derecho
a informar a tu médico, a tener una opinión crítica y a participar en
una conversación constructiva.
Todo el mundo quiere hacerlo mejor.
Ocasionalmente, les he hecho a los médicos la siguiente pregunta: “Si
tu paciente sintiera que eres prejuicioso, despectivo e indiferente
con él, ¿eso te afligiría?”
La
respuesta que siempre obtengo es una respuesta emocional: “¡Sí, por
supuesto que me molestaría!” Esto me indica que el médico medio lo
está intentando. Esta es una buena noticia y me da esperanzas de que
si dijeras, “cuando dices lo que acabas de decir, siento que me estás
juzgando”, recibirías una invitación para colaborar.
Si no estás satisfecho con la respuesta que recibes,
entonces tal vez ese médico no es adecuado para ti. Al igual que en
otras áreas de tu vida, en el control de la obesidad es posible que
debas probar con varios médicos hasta que encuentres el adecuado para
colaborar con tu salud.
Pero, ¡no te
rindas, existen médicos comprensivos que practican un enfoque
colaborativo en el tratamiento de la obesidad!
Referencias
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